Esta planta con sus propiedades ha sido aprovechada por los griegos desde el siglo XIII a.c, lo mismo que los vikingos o soviéticos.
“La Rhodiola Rosea”
También conocida como Raíz ártica o Raíz dorada, pero más allá de cómo queramos llamarle lo importante de esta planta yace en sus propiedades, las cuales han sido aprovechadas desde tiempos legendarios. Cuentan los suecos que la vigorosidad de los vikingos provenía de esta, pues consumían preparados a base de la Rhodiola. Pero los nórdicos no son los únicos que usaron esta planta para su beneficio, existen múltiples historias que confirman que las virtudes de la Rhodiola se han explotado por los griegos desde el siglo XIII a.c.
De los vikingos a los soviéticos
A la postre, el conocimiento de la Rhodiola Rosea se extendió a Siberia y al norte de Europa, donde se comenzó a cuidar, incluso cultivar, para emplearla en forma de planta medicinal, incluso se le comenzó a atribuir el poder de aumentar la resistencia física, la longevidad, el vigor sexual, la memoria y otras facultades cognitivas.
Se cuenta que, en Ucrania, el príncipe Danila Galitsky (siglo XIII), cuyas proezas amorosas siguen alimentando la imaginación popular, la consumía para tener energía. Hoy en día, en algunas partes de Siberia se ofrece la Rhodiola a los jóvenes recién casados para que engendren hijos sanos.
Una planta que revoluciona
Tras muchos estudios, se ha llegado a convenir que las propiedades de la Rhodiola tienen una actividad normalizadora, es decir, disminuye o previene por completo los desequilibrios originados por el estrés o los efectos secundarios de una patología, además, presenta una total inocuidad, por lo que no altera el funcionamiento normal del organismo y no influye en este último más de lo requerido.
Según numerosos estudios y testimonios, se consideran uno de los remedios naturales más eficaces para actuar contra el estrés al que nos enfrentamos a diario. Se recomienda en personas que desean mejorar su bienestar general, estado psíquico y rendimiento intelectual.
